LA SANTA IGLESIA ORTODOXA

AUTENTICA IGLESIA DE CRISTO


            IV.- LA ORTODOXIA, IGLESIA DE OPTIMISMO Y ESPERANZA

Nuestra Iglesia, en su significado religioso como en su connotación secular, ha preservado fielmente, no sólo la Ortodoxia, la catolicidad y la conciencia de la Fe cristiana original, sino que también, el "ethos", lo fundamental de la enseñanza de Cristo, esto es: la ética del amor.

La Ortodoxia se presenta como solución optimista frente a las ideologías y credos conflictivos en este siglo. Occidente sufre una serie de dilemas tales como la oposición entre la naturaleza y la Gracia, las obras y la Fe, Sagradas Escrituras y Tradición, Clérigos y Laicos, Etc. Nuestra Iglesia no tiene tales dilemas y confusiones. Ella enfatiza una revelación natural en armonía con la Gracia revelada, la Fe y las buenas obras.

Por otra parte, en contraste con el pesimismo y la falsa ansiedad, muy extendida en algunas regiones, la Ortodoxia muestra su optimismo por su concepción en la dignidad del hombre, por su doctrina de la deificación de la naturaleza humana bajo Dios a la humanidad, y del amor del hombre hacia el hombre. El Evangelio de nuestra Iglesia es de Resurrección, de triunfo y de victoria. En la Ortodoxia el hombre no está solo.

El sistema de la enseñanza cristiana se basa en Dios como un Ser Supremo de vida y existencia, en el hombre como la imagen y semejanza de Dios, obra maestra de su creación, y en Cristo, que unió lo Divino con lo humano.

La Doctrina Cristiana es guía y orientación para el hombre, mostrándole el verdadero camino.

El Cristianismo es un sistema espiritual de vida, pero ello no implica la negación del cuerpo o el descuido absoluto de las necesidades materiales. Mas bien se trata de colocar cada elemento en su debido lugar. Los progresos materiales deben ser encauzados adecuadamente con el fin de que por ellos se consigan buenos logros y no conduzcan a la violencia, ni a su ruina ni a su miseria espiritual, sino mas bien al progreso del género humano, a una sana y pacífica convivencia y al Reino de Dios. La eternidad es el fundamento de los valores que la vida humana requiere para existir. El ser humano debe, pues, reanimar dentro de sí los valores eternos, para lo cual es necesario tener fe en ellos y por sobre todo en Dios. Una verdad viva y axiomática es que el Cristianismo es un sistema supremo de principios únicos a través de los tiempos y que se construyen sobre la roca firme de la Fe. Además, es también un poder o fuerza que emana de la Fe y torna la doctrina en vida (Hch. 18:27-28; 2a.Co. 3:2-3).

Frente a los fracasos de los poderosos, fuertes y sabios de este mundo, el Cristianismo por medio del débil, del simple y del humilde, muestra el poder de la Fe, que es la única verdadera respuesta a la amenaza del poder de destrucción, la única verdadera áncora de esperanza, a pesar de las dificultades presentes y que nos augura un nuevo y mejor día.

La concepción del hombre como un ente psicosomático, hecho de polvo y divinidad: "Algo menos que los ángeles" (Sal.8:5) y al mismo tiempo "es como las bestias que perecen" (Sal. 49:12).

Pese a sus rebeliones, el hombre se restaura a través de Dios y de Aquel que tomó la naturaleza humana: Jesucristo. Este personifica la Gracia y el Amor a la humanidad (Tit. 3:3-5).

El Sacrificio de Cristo fue la suprema expresión del amor de Dios al hombre, y por amor, todos los hombres son llamados a la Resurrección, a la nueva restauración que fue cumplida por la Resurrección de Cristo.

El hombre no es simplemente un animal luchando constantemente por la supervivencia o un producto de un proceso evolucionario. El espíritu del hombre, su habilidad para pensar y su capacidad creativa, indican claramente que el hombre es único, diferente y superior al resto de las creaturas. El es llamado a la "Theosis", a la deificación, pero preservando su individualidad. Dios ama al hombre y busca, en retorno, el amor de éste hacia su semejante.

Cuando los ortodoxos se reúnen para celebrar la Eucaristía se unen no sólo con Cristo Resucitado, sino entre ellos mismos.

La gran predicación de la Ortodoxia es el "amor" (1a.Jn.4:20; Rom.13:8; Jn.3:16). Por eso, la Ortodoxia ruega a los enemigos de la humanidad que se evite la lucha entre los hombres, con el fin de no destruir "la obra maestra" del Creador, puesto que nuestra Iglesia conoce y ha experimentado las persecuciones, las brutalidades del hombre, y las terribles consecuencias a que conduce el odio.

Ella se esfuerza por lograr la ayuda entre los hombres, los encauza para obtener un desarrollo material y espiritual con el fin de alcanzar una vida madura y feliz sobre la tierra y llegar a la deificación y santidad por la Gracia y la ayuda de Dios, por Cristo.

La unidad y solidaridad entre los hombres, supone la aplicación de las palabras del Apóstol San Juan: "Amémonos unos a otros desde el corazón..." (1a.Jn.3:17-18). "habiendo purificado nuestras almas por nuestra obediencia a la verdad... por el Verbo de Dios que vive y permanece para siempre" (1a.P. 1:22-23).

Caracteriza a la Ortodoxia una profunda espiritualidad sacramental, portadora del Espíritu Santo; una decidida confianza en el Señor; una firme lealtad a los Apóstoles y Padres de la Iglesia; una moral fuertemente enraizada en la Biblia y en los Dogmas, y una Liturgia de gran significado teológico, rica en expresividad dogmática; una Liturgia que, además de la solemnidad, tiene la particularidad de llegar íntimamente al corazón de todos; desde el más humilde hasta el más culto. Una participación y experiencia de la vida sacramental. Un gobierno democrático y una coparticipación de clérigos y fieles en las comunidades locales; participación junto a la Jerarquía en la elección de los Ministros Eclesiásticos (Obispos y Sacerdotes). Un carácter y sentimiento de responsabilidad social y patriótica íntimamente relacionado con el kerigma (predicación) evangélico.

La Iglesia Ortodoxa, como institución, es verdaderamente democrática, no acepta un sistema autoritario. Preserva el antiguo sistema de administración. Tampoco acepta uno de libertinaje o anárquico que conduce al individualismo. Nuestro sistema es de libertad y de disciplina, clérigos y fieles forman una unidad. Ellos, de una o otra forma, participan en la elección del Clero. Ellos juegan un importante papel en la administración de la Iglesia. Cada parroquia tiene un Consejo o Comité de feligreses que asiste al presbítero, y cada Diócesis tiene un comite representativo que ayuda al Obispo, llamado Consejo Superior o Diócesano.

Todos ocupan ciertas posiciones y trabajan para el bienestar de la Iglesia. Todos son animandos por el mismo principio de vida espiritual, la misma Fe y la misma moral, como medios de santificación y comunión con Dios.

La Ortodoxia ha cumplido la venerable labor de conjugar la autoridad de Dios y la libertad del hombre en la formulación de sus doctrinas y reglas canónicas. Ha asumido la gran tarea de, en la historia, mantener el equilibrio entre la autoridad y la libertad; la unidad y la autonomía local: "La unidad y la variedad" imagen de la Santa Trinidad, que siendo un solo Dios, hay en ella Tres Personas.

Nuestra Iglesia es un organismo vivo, que tiene a Cristo por Cabeza, es la Iglesia del Señor en la tierra, es la Cristiandad original y pura, es el Cuerpo de Cristo en la tierra... "columna y valuarte de la verdad" (1a.Tim. 3:15). La Iglesia Ortodoxa de hoy pertenece a Cristo, sus miembros tratan de vivir en Cristo, como El fue revelado, entendido y enseñado en la Iglesia Primera e Indivisa.

La vida cristiana no es meramente una confesión de fe, sino también una experiencia de fe en Dios, obrando a través de los principios del Evangelio. El cristiano siente la compañía de la Gracia de Dios, al practicar y aplicar los mandamientos y especialmente la nueva alianza de amor en el nombre de su fundador: Jesucristo. En donde quiera que se establezca la Iglesia surgirá un nuevo medio, una nueva oración, que demostrará que el Cristianismo no es una teoría de un sistema o escuela, sino vida y experiencia en el desplandor del rostro del Señor Jesucristo.

Todo esto nos indica que la Iglesia Ortodoxa ha conservado la doctrina cristiana original y que podemos, por lo tanto, proclamar al mundo con irradiante seguridad: que ésta es la Iglesia de la Fe Apostólica, la Fe de los Padres. La de la Verdadera y Ortodoxa Fe.


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